jueves, 11 de febrero de 2010

Entrevista a Carlos Reyes: Panorama actual de la historieta chilena “Lo que está pasando hoy en mi país” (4ª parte)


Por Gabriel Zárate
Grabación y Fotografías de Carlos Tovar

En una entrevista reciente Moebius califico al manga de una plaga. ¿Cuál es tu apreciación al respecto? ¿Percibes al manga como un peligro? y ¿qué hegemonía real tiene en Chile el manga y la historieta de superhéroes en los jóvenes lectores?

Carlos Reyes: Moebius fue el autor que abrió la puerta al manga en occidente. He leído esa entrevista y allí se arrepiente. Dice: “Si yo hubiera sabido lo que pasaría después, que lo invadirían todo”. Que pase eso con el manga habla bien de sus autores, que es un producción muy notable. Lo que me preocupa del manga es solo una cosa: que sus lectores que son muy jóvenes generalmente no consumen otra cosa que no sea manga. Es como esa actitud imbécil del metalero que solo escuchaba metal, metal, metal. Creo que ahora todos somos eclécticos. Ahora puedo escuchar a The Cure y Chabuca Granda. Eso me preocupa del manga, que sus seguidores son tan fieles que no leen otra cosa y además sólo leen un único tipo de manga.

Me gusta el manga, tiene autores increíbles pero sigo viendo a los muchachos leyendo el mismo estilo de manga. Ha invadido nuestra cultura. En Francia ya editan 50% de autores europeos y 50% de autores japoneses, lo cual es malo para cualquier lugar. Es como colonizar culturalmente otro lado. Creo que el manga es un elemento más pero no puede serlo todo. Siempre invito a los que leen o cultivan manga a leer historieta local. Que no hagan sólo eso sino, que dibujen de otras maneras también. Además todos imitan a los mismos dibujantes de manga, me preocupa eso. Espero que se vaya decantando y que los lectores de manga se abran a otras producciones. Todo eso destruye a la larga, hace daño cerrar tu mundo a un elemento y perderte el resto.

El término Novela Gráfica tan usado últimamente ¿no te parece una invención marketera para supuestamente elevar el nivel artístico de la historieta, pero con claros fines comerciales?

Carlos Reyes: Por supuesto. Absolutamente de acuerdo con eso. Graphic Novel suena mejor : “Esto no es historieta, esto es una novela”, entonces eso sube el pelo. Es absurdo pero ha servido, ha sido muy útil para nosotros. En Chile se habló de Novela Gráfica y los libreros abrieron sus puertas. Con la historieta con corchete (grampa) eso no pasó. Pero a una Novela Gráfica: “Ah es que esto es otra cosa”. A los que amamos la historieta nos da lo mismo el nombre que tenga, pero parece que para otra gente si es importante. Tal vez en el futuro alguien diga: “¿Comics? yo no leo comics, yo leo Novela Gráfica”.

Los que conocemos de historieta sabemos que es lo mismo, pero ha ayudado mucho, porque le ha permitido a la historieta entrar a un público diferente y al público más culto acercarse a este lenguaje más común. La historieta es un lenguaje popular masivo. Nació en un periódico, no era una cosa de culto de pocas personas como se vive hoy, somos pocos la que la leemos y cultivamos, pero en sus orígenes era como el jazz, era muy popular, tanto que era despreciado por la alta cultura. La historieta en Chile está siendo cada vez más cool, más importante, más bien vista, porque tiene esa cuota de "artisticidad" que antes no tenía y que da lo mismo. Si el marketing de la Novela Gráfica creada por los norteamericanos funciona, bienvenido sea, porque lo importante de la historieta es que sea buena, porque si es un bodrio no va a vender nada. Yo uso el termino Novela Gráfica porque creo que ha abierto puertas, y me da lo mismo.

La labor de Ergocomics incluye un festival anual de historieta desde hace siete años. ¿Cuál es la trascendencia de este festival del comic en Chile?

Carlos Reyes: Pequeña todavía. Es un evento pequeño, lo hemos hecho siempre con socios. Hemos tenido distintos institutos de educación que han apoyado esto. El último fue el Centro Cultural de España al que le estamos muy agradecidos. Es un evento que comenzó el 2003 justamente con el Dr. Mortis. El primer festival del día de la historieta, que es en noviembre, lo hicimos con un homenaje al Dr. Mortis y cada año hemos hecho un homenaje diferente: La historieta deportiva, La historieta de aventuras, La historieta picaresca, luego las revistas de historietas en general y la última edición dedicada al trabajo de un autor que se llama Julio Berrios. Ergocomics ha perpetrado todos estos años estas publicaciones que tienen dos patas: por un lado el rescate patrimonial de historieta antigua, pero también hemos tratado que en cada número haya una mínima producción de historieta local nueva, autores jóvenes revisitando sus historietas preferidas, porque tiene que haber un pie en el pasado y otro en el presente.

La labor de Ergocomics ha sido posible gracias al trabajo de Gonzalo Martínez, Mariano Ramos, Antonio Lobos, Ricardo Vega, Cristiano, Martín Cáceres, una labor de rescate por un lado y por otro lado, de acercamiento al trabajo de los nuevos autores. No sé si ha tenido un impacto mediático en nuestro país muy fuerte, pero por internet si ha tenido mucho impacto. Los periodistas nos usan habitualmente como fuente de información, los autores nos escriben para hacerles entrevistas, ustedes nos conocen por internet. Ha sido muy grato, me ha permitido viajar. Ergocomics que nació como un grupo de amigos una tarde bebiendo en una casa se convirtió después en algo muy importante, algo que quiero mucho. Ergocomics tiene para largo todavía.

A fines de 1988 nos visitaron en El Club Nazca de la Historieta una pareja de extranjeros (Pedro Bueno e Inés Bagú) que tenían bajo su conducción la revista Trauko ¿Cual fue la real influencia de Trauko en la evolución del moderno comic chileno?

Carlos Reyes: Importantísima. La aparición de la revista Trauko marcó un hito en Chile. Creada por Pedro Bueno, Inés Bagú y Antonio Arroyo que llegaron desde la movida española queriendo reproducirla en Latinoamérica, incluso pasaron por Perú, por Bolivia y encontraron que Chile era el país más adecuado para lo que ellos querían, fue notable. Los primeros libros de historieta después de la era de oro, se produjeron en los ochentas al alero de Trauko: los libros de Clamton, "Blondie" de Lautaro Parra, "Checho López" creado por Martin Ramírez. Fue toda una movida increíble. Los ochentas marcaron la revolución de la historieta chilena.

Con Trauko aparece por primera vez en los kioscos la historieta contracultural independiente después del golpe militar y fue también la primera revista en kioscos. Tuvo una larga vida, unos 36 números. Fue el único lugar en que se pudo publicar historieta independiente, un poco amateur, irregular, pero hubo autores notables ahí Clamton, Felva, Maliki, Huevo Díaz, Karto, Yo-Yo, algunos de ellos abandonaron la historieta, pero que hasta hoy siguen siendo importantes. Recién el año pasado en el Primer Festival de Viñetas del fin del Mundo que hicimos con Ricardo Vega en el Centro Cultural de España se lanzó un libro de recopilación en homenaje a la revista Trauko, con la presencia de Antonio Arroyo. Se mostró un documental, se hizo una exposición de lo mejor de Trauko. Era también saldar una cuenta con parte de nuestro pasado, porque fue una revista muy querida por muchos lectores. Trauko marcó una generación, con contenidos nuevos: drogas, sexo, irreverencia, muy fuerte. Fue como nuestro comix underground, la versión chilena de lo que había pasado en EEUU antes, en España. Fue muy importante.

Última pregunta Carlos, devélame un misterio de más de 30 años: ¿Quién era el roto Quezada?

Carlos Reyes: (Risas) No lo sabremos nunca, el roto Quezada es un personaje que Pepo creo. Hay una leyenda, sería un personaje a quien Pepo odiaba, que era el roto Quezada, entonces él dijo: “Muera el roto Quezada” y lo puso siempre. El mito es que existió ese personaje, que tuvo un problema con Pepo y Pepo toda la vida se dedicó a hostigarlo en sus historietas. Nunca lo vamos a saber. Sé que hay muchas historias pero no me atrevo a meter la mano al fuego por ninguna de ellas. Pepo se llevó muchos secretos a su tumba, entre ellos esos chistes privados que incorporaba en las páginas. Ese misterio de quien era el roto Quezada se mantendrá allí. Hay versiones, pero la más aceptada es la de este personaje que odiaba de verdad, y a quien se dedico a hostigar poniendo en la pared: “Muera el roto Quezada”

Carlos gracias por esta extensa charla.

2 comentarios:

  1. Novela gráfica es término marquetero, pero también es la indicación de que estamos ante una narración mas larga. Mas que una etiqueta es una clasificación. Como decir "esto no es un cuento, es novela". Lo que mejor se da para el cómic es el cuento. Los mexicanos hicieron mas que cuentos al publicar gruesas historias de dos viñetas por páginas para adultos. Eran historietas:"novelitas". La Balada del Mar Salado es una novela gráfica
    Humberto Costa

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  2. Exacto. Y como bien dices, es marquetero porque Hugo Pratt y otros tantos autores ya hacían "novela gráfica" antes que el término se inventara. Nada nuevo bajo el sol, algo nuevo bajo el sol.

    Saludos

    Carlos Reyes G.

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